Si no has visto Granada, no has visto nada

Mirjana Lüthi podría imaginarse irse a vivir a Granada, y no solo por las tapas. En el siguiente blog nos cuenta por qué su estancia en Granada ha sido una experiencia inolvidable, aparte de un viaje por exquisiteces culinarias.

Desde que vi Granada en la lista de universidades extranjeras deseé que esta ciudad se convirtiese en mi nuevo hogar durante cinco meses. Y así fue. Granada es una ciudad llena de encanto y capaz de maravillar a cualquiera. La Alhambra, el Albaicín, la gente, los bares y, como no, la universidad con sus miles de estudiantes.

Lo que a mí más me impresionó desde el principio fue la vida que había en la calle y en los bares. La vida de los granadinos (y andaluces en general) tiene lugar fuera de sus casas. Dicho brevemente, la gente disfruta de su vida “a tope”, sin importar el día: tanto el lunes como el viernes son buenos días para salir a tomarte una cerveza.

En Granada te ponen una cerveza o un tinto por dos euros. Aunque no te ponen solo la bebida, sino que también te ofrecen una tapa – ni más ni menos que un manjar de dioses. Y cuando hablo de tapa no estoy hablando de unas aceitunas o unas patatas fritas, sino de comida elaborada, preparada con mucho esfuerzo y cariño – ni tu abuela te lo prepararía con tanto amor: pescado frito, flamenquines, jamón, tortilla de patatas o salmorejo entre otras muchas ricas variedades de tapas. Cualquier fin de semana los bares normalmente se abarrotan, las calles se convierten en una mezcla de risas, comida y cerveza, convirtiendo esta experiencia en algo vivo e inolvidable.  Chistes con amigos, anécdotas de pueblo, “póngame otra caña”, “cántate algo, maestro” – el distintivo deje granaíno

La gente aquí no tiene mucho, pero lo que les sobra es felicidad, y eso me conmueve cada día. Todos disfrutan de la vida al máximo y cada persona con la que hablé durante mi estancia en España me transmitió la alegría de vivir y las ganas de ser feliz. Por supuesto, me contagiaron su felicidad, su sonrisa y sus formas. Si pudiera elegir dónde pasar el resto de mi vida, escogería Andalucía una y otra vez. Los andaluces son gente extremadamente abierta y risueña. Por supuesto merece la pena conocer más de Andalucía ya que tiene rincones que te llegarán a lo más profundo del alma, te harán soñar y en los que crearás recuerdos inolvidables.

No cambiaría por nada del mundo esta experiencia en Granada, la ciudad más bonita de España. Porque como dijo Francisco A. De Icaza, un poeta mexicano: “Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada, como la pena de ser ciego en Granada.”

El post de Mirjana Lüthi es una de las seis entradas de blog sobre el semestre de intercambio premiadas en el Día Internacional (International Day) de 2016. Los otros posts ganadores se publicarán a lo largo del año en nuestro blog sobre el semestre de intercambio.


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